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“…y darás a luz un Hijo”
Natalia tiene 15 años, como otras tantas niñas. Está de novia con Pedro, que tiene 17 años, como tantos otros jóvenes. Ella tiene un atraso de más de un mes. Siente que algo está pasando en su pequeño cuerpo. Hace poco decidió hacerse un test de embarazo que resultó positivo.
Pedro también sospechaba que algo pasaba al verla tan inquieta. Pronto Natalia le comunicó la “mala” noticia. Ninguno de los dos está contento. Han pedido consejos, a amigos y hermanos: A Pedro le han aconsejado sus “amigos” que la abandone, que cómo se va hacer cargo de semejantes obligaciones, que es muy joven para ocuparse de un niño.
A Natalia le han dicho casi lo mismo… acompañada con una amiga, decidirá abortar el niño.
María tenía aproximadamente 15 años. Estaba comprometida con José. Eran pobres. Él trabajaba de carpintero. Ninguno de los dos esperaba la noticia. Aunque no se hicieron un test, se enteraron pronto que ella estaba embarazada (Lc. 1, 31)
María tenía un montón de razones para negarse a tener ese hijo. Primero que era muy joven, segundo que esperaba casarse. Pero esto no era todo, el embarazo ponía en riesgo su vida; su religión y su cultura castigaban con la muerte a aquellas mujeres que tenían hijos antes de casarse.
José tenía un montón de razones para negarse a tener a ese hijo. La principal: estaba seguro que ese niño no era de él. Por eso, pensaba abandonarla en secreto…(Mt. 1, 19)
Sin embargo, María y José se jugaron la vida por ese niño que crecía en el vientre de la pequeña. Superaron cualquier dificultad. Sabían también que ese niño traía una gran promesa, una gran noticia, un infinito potencial.
Creo que cualquier niño guarda ese mismo infinito potencial. Con su destrucción se destruye todo eso, se niega la existencia, se borra una nueva alternativa para el mundo. Pareceré exagerado, pero no creerlo es no creer también en cada joven, en cada persona, en vos que me leés, y a la vez es no creer en mí mismo.
Como jóvenes debemos defender la vida. Ese principio debe guiar nuestras acciones y decisiones. Siempre existieron, existen y existirán un montón de impedimentos y dificultades que atenten contra la vida; así como también muchas excusas, viejas y nuevas, que pretendan justificar una muerte, pero justificarla permite justificar cualquier muerte, incluso la nuestra.
“Entonces María respondió: 'Hágase en mí, su voluntad' ” (Lc. 1,38) …”y dio a luz un hijo, y José le puso el nombre de Jesús” (Mt. 1,25)
Andrés Obregón
Pedro también sospechaba que algo pasaba al verla tan inquieta. Pronto Natalia le comunicó la “mala” noticia. Ninguno de los dos está contento. Han pedido consejos, a amigos y hermanos: A Pedro le han aconsejado sus “amigos” que la abandone, que cómo se va hacer cargo de semejantes obligaciones, que es muy joven para ocuparse de un niño.
A Natalia le han dicho casi lo mismo… acompañada con una amiga, decidirá abortar el niño.
María tenía aproximadamente 15 años. Estaba comprometida con José. Eran pobres. Él trabajaba de carpintero. Ninguno de los dos esperaba la noticia. Aunque no se hicieron un test, se enteraron pronto que ella estaba embarazada (Lc. 1, 31)
María tenía un montón de razones para negarse a tener ese hijo. Primero que era muy joven, segundo que esperaba casarse. Pero esto no era todo, el embarazo ponía en riesgo su vida; su religión y su cultura castigaban con la muerte a aquellas mujeres que tenían hijos antes de casarse.
José tenía un montón de razones para negarse a tener a ese hijo. La principal: estaba seguro que ese niño no era de él. Por eso, pensaba abandonarla en secreto…(Mt. 1, 19)
Sin embargo, María y José se jugaron la vida por ese niño que crecía en el vientre de la pequeña. Superaron cualquier dificultad. Sabían también que ese niño traía una gran promesa, una gran noticia, un infinito potencial.
Creo que cualquier niño guarda ese mismo infinito potencial. Con su destrucción se destruye todo eso, se niega la existencia, se borra una nueva alternativa para el mundo. Pareceré exagerado, pero no creerlo es no creer también en cada joven, en cada persona, en vos que me leés, y a la vez es no creer en mí mismo.
Como jóvenes debemos defender la vida. Ese principio debe guiar nuestras acciones y decisiones. Siempre existieron, existen y existirán un montón de impedimentos y dificultades que atenten contra la vida; así como también muchas excusas, viejas y nuevas, que pretendan justificar una muerte, pero justificarla permite justificar cualquier muerte, incluso la nuestra.
“Entonces María respondió: 'Hágase en mí, su voluntad' ” (Lc. 1,38) …”y dio a luz un hijo, y José le puso el nombre de Jesús” (Mt. 1,25)
Andrés Obregón
HOLA ANDRÉS!
ResponderEliminarANOCHE VI EN CANAL 7 "EL DEBATE" CONDUCIDO POR ADRIÁN PAENZA. EXCELENTE PROGRAMA.
HABLABAN DE LA DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO, CON GENTE A FAVOR Y OTRA EN CONTRA. ABOGADOS, BIÓLOGOS, ETC...
MOSTRARON UN FRAGMENTO DE "EL GRITO SILENCIOSO"... (DIGNO DE VER)
CUANDO UNA MUJER-JOVEN-ADOLESCENTE PIENSA EN UN ABORTO ES POR DESINFORMACIÓN, CREE QUE LO QUE LLEVA DENTRO NO ES UN NIÑO, MUCHA GENTE NO LO CONSIDERA AÚN UN SER HUMANO, DICEN QUE NO ES UN SUJETO CON DERECHOS. PERO DIOS DICE: "ANTES QUE TE FORMASES EN EL VIENTRE DE TU MADRE, YO TE CONOCÍ, TE PUSE NOMBRE, MÍO ERES TÚ"... AYUDEMOS AL MUNDO A SABER (CONOCER) QUE EL ABORTO ES EL ASESINATO DE UN HIJO DE DIOS...
DIOS TE SIGA BENDICIENDO!!!