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“…los Violentos intentan arrebatarlo”
Guillermo Joel Cáceres era un joven de 16 años. Vivía en Córdoba. Como cualquier otro joven tenía un fotolog en Internet. Él era flogger.
Digo “Era” porque fue asesinado el domingo 21 de diciembre del 2008, a la madrugada cuando salía con sus amigos de una disco. Un grupo de adolescentes los increpó por ser floggers. "Al salir del boliche había una barrita que nos empezó a gritar cosas. Uno de nuestros amigos les contestó, empezaron a seguirnos y corrimos. Pero a Guillermo lo tiraron al piso y lo patearon", cuenta Juan Pablo, amigo del chico asesinado.
El domingo pasado, cuando salía del boliche Fantástico de Balvanera, Jano Fernández (20) fue interceptado por tres chicos que le pegaron con un bate de béisbol en la cabeza. Murió. Dos días después, a Micaela Ferreyra (16) un balazo le perforó el cuello. La discusión empezó en otro boliche, esta vez de Quilmes, y siguió afuera. Murió. El 7 de febrero, Eduardo Esteban López fue a bailar a “El Paraíso”, en González Catán. A la salida le pegaron cinco balazos y también murió. En diciembre último, Nicolás Collazo fue a bailar a Moreno. Quedó en medio de una pelea. Lo atacaron por atrás con una botella. Murió.
“Cuando le pegás a alguien, ¿Qué sentís?” “Siento que descargo toda mi bronca, toda la furia que tengo acumulada, toda la presión, toda mi angustia”…Así o parecida sería la respuesta que nos daría un joven si tuviéramos la valentía de preguntarle, de comunicarnos y dialogar con él…
Cada día vemos con dolor, que los jóvenes son protagonistas de esta violencia… Ya de por sí, la juventud es una etapa en que la persona está cargada de una gran fuerza, de una gran energía. Entonces, un ambiente de violencia, de intolerancia, de agresión ejerce una presión adicional día a día, y esa gran fuerza se va transformando en bronca. Unas imágenes, unas palabras, unos gestos, la más pequeña provocación puede hacerlos estallar…por eso la raíz del problema es: qué hacemos con esas fuerzas, cómo ayudamos a los jóvenes para que canalicen todo lo que sienten…
Se palpitaba un clima de mucha tensión, Juan el Bautista había sido censurado, perseguido, encarcelado y luego será decapitado. El mensajero debía ser callado, como advertencia, como señal para quien quisiese recorrer el mismo camino, para quien quisiese abrir paso al nuevo Reino.
Desde la cárcel, Juan mandará a sus discípulos a preguntarle a Jesús si es Él el que debía venir. Entonces Jesús, hablaría a la multitud: “Desde la época de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido violentamente y los Violentos intentan arrebatarlo” …”Aprendan de mí, que soy manso y humilde de Corazón”. (Mateo 11, 12. 29)
La violencia se opone al Reino. La violencia terminará con la vida de Juan el Bautista, y llevará a la cruz a Jesús. Pero será el mismo Jesús el que dará la solución a la violencia: “poner la otra mejilla”(Mt 5, 39). Una locura para su época, un delirio para cualquier época. La muerte de Guillermo, es parte de esa fuerza destructiva, y ante esta misma fuerza, Jesús opone una fuerza creativa. Una fuerza que actúa con inteligencia y amor. Porque aunque el Maestro sabe que le espera una muerte violenta, no la espera pasivamente, sino que sigue con su misión, se preocupa por los que sufren, sana a los enfermos, enseña a los discípulos. Por eso para Jesús, ser manso es mucho más que ser indiferente.
Cuando un joven actúa con bronca expresa su interior, expresa lo que siente, lo que le está pasando por dentro. El desafío es transformar esa fuerza destructiva en fuerza creativa. El desafió es que los jóvenes expresen sus sentimiento a través del arte, de los deporte, de la solidaridad. El desafió para muchos jóvenes es el no tener oportunidades para realizar estas actividades. El desafío es que los mayores den respuestas reales a sus necesidades, y no que combatan la violencia con más violencia, con mano dura, con gatillo fácil. Porque la “violencia engendra más violencia”
El cristiano debe oponerse a la violencia, debe decirle ¡no! a la violencia, no puede aceptar cualquier forma de violencia, de intolerancia, de discriminación. El cristiano debe saber que la indiferencia no es la solución que propone Jesús: la solución es la solidaridad, la comprensión, el diálogo. Los jóvenes tienen que creer en eso, deben alejarse de cualquier manifestación que implique violencia, pero también deben ayudar a aquellos jóvenes que están sumergidos en realidades desfavorables con soluciones creativas donde pongan todas sus fuerzas.
La violencia es fruto de este mundo, en por eso que en nuestra oración debemos pedir para los jóvenes “los frutos del Espíritu: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad, confianza, mansedumbre y temperancia.” (Galatas 5, 22-23)
La mansedumbre que nos propone Jesús, no es ser pasivo ante los problemas de la sociedad, la mansedumbre de Jesús es una fuerza creadora capaz de “hacer nuevas todas las cosas”.(Apocalipsis 21, 5)
El encuentro con Jesús, el encuentro con Dios es lo que los jóvenes necesitan. Dios puede transformar incluso al más violento. “¿Crees esto?” (Jn 11,26)
Andrés Obregón
jesus-te-llama@hotmail.com
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