Una señal de Dios
"Pero el Señor no estaba en el terremoto"
Carlos espera señales de Dios. Tiene que tomar una decisión importante en su vida. Cuanto le gustaría que un cartel luminoso le indicara el camino por dónde ir. Se siente perdido, paralizado, la duda no lo deja decidir. Cómo saber si lo que siente es lo que él quiere o lo que Dios le está pidiendo. Cómo saber si el camino que está por elegir es lo que Dios quiere para su vida. Necesita una señal clara de Dios.
Habiendo llegado Elías a la montaña de Dios, el Horeb, entró en la gruta y pasó la noche. Allí le fue dirigida la palabra del Señor. El Señor le dijo: «Sal y quédate de pie en la montaña, delante del Señor». Y en ese momento el Señor pasaba. Sopló un viento huracanado que partía las montañas y resquebrajaba las rocas delante del Señor. Pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, hubo un terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, se encendió un fuego. Pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó el rumor de una brisa suave. Al oírla, Elías se cubrió el rostro con su manto, salió y se quedó de pie a la entrada de la gruta (1 Reyes 19, 9 y 11-13a).
A cuantos de nosotros nos gustaría que Dios fuera más claro, que Dios nos hablara sin vueltas y nos dijera qué quiere de nosotros, que nos diga qué hacer y por dónde ir. A cuantos nos gustaría que una señal luminosa, un trueno en el cielo o un terremoto confirmaran lo que Dios quiere de cada uno. A cuantos nos gustaría en un momento de duda, abrir la biblia y justo nos toque la lectura que nos diga lo que tenemos que hacer. Esperamos acontecimientos extraordinarios, pero “El Señor no estaba en el viento”.
Un auto cruza el semáforo en rojo a 120 kilometros por hora. Choca con otro auto y su conductor muere en el instante. ¿Acaso no hubo para él una señal? ¿Acaso no estaría vivo si se hubiese detenido con la señal de transito?
Dios continuamente nos manda señales, muchas de ellas casi imperceptibles porque son cotidianas, porque nos acostumbramos a verlas y no les prestamos atención. Dios manda señales, pero no podemos esperar a que decida por nosotros, a que tome decisiones por nosotros. Dios nos hizo libre, y respeta esa libertad.
¿Entonces cómo sabemos qué hacer con nuestra vida? Haz lo que te guste, y que eso que te guste lo hagas bien, y que al hacerlo también sea de bendición para los que te rodean. ¿Tan simple? Sí, tan simple como el rumor de una simple briza.
Lo correcto es aquello que te da paz. Y Dios estaba en la Paz.
Me encantó la reflexión, Andrés!!! Muy clara!!! Dios te siga bendiciendo y brindando sabiduría de lo alto!!!
ResponderEliminargran verdad,le dejo esta perla:filipenses 2:13: porque Dios es el que en vosotros produce asi el queres como el hacer,por su buena voluntad. Dios bendiga!!
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