Julián se acostumbró a escuchar que nos servía para nada,
que nada de lo que hacía estaba bien, que era un tonto y nunca decía nada
inteligente. Por eso ya no intentaba hacer nada. En la escuela se la pasaba
molestando. Un día su profesor lo miró a los ojos y le dijo: Dios no hace
basura. Su ojos enrojecieron asomando las primeras lágrimas. Luego hubo un abrazo fuerte. Julián abrió los
pulmones y tomo una gran bocanada de aire, como si hubiese vuelto a la vida, y
en realidad así era.
Al atardecer del primer día de la semana, los
discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos.
Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz
esté con ustedes!". Mientras decía esto, les mostró sus manos y su
costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús
les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí,
yo también los envío a ustedes". Al decirles esto, sopló sobre ellos y
añadió: "Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que
ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los
retengan". Jn 20, 19-23
Cuanta gente en el mundo que es
mal querida. Por todas partes se ve, en las calles, en los diarios, en la tele:
gente mal querida. Es decir, personas que han sino amadas mal, o no han sido
amadas. Que nunca en su vida escucharon una frase de aliento, de cariño. Que
siente que su vida no vale nada.
La lectura de hoy nos cuenta como
Jesús sopla sobre los discípulos que se encontraban temerosos, porque no se
creían capaces de realizar la misión que Jesús le había dado antes de ascender
al cielo. Ellos recibieron el Espíritu Santo. De la misma forma que Dios al
principio de la creación sopló sobre el ser humano para infundirle vida, así
Jesús soplaba sobre los discípulos para renovarlos, para darles nuevamente la
vida que habían perdido por el temor. El Espíritu Santo les dio a los apóstoles
todo aquello que necesitaban, pero también hizo resurgir en cada uno de ellos
todo aquellos que vio Jesús al momento de elegirlos. Ya en ellos habitaba el
valor para salir a misionar, pero no podía verlo, no sabía como reconocer todos
los dones que había en sus vidas. Gracias a la acción del Espíritu Santo que le
trajo luz, pudieron ver que en su interior estaban ya desde el nacimiento todas
las herramientas para anunciar las buenas nuevas.
Si usted ha caminado por las
calles habrá visto que en algunas esquinas y terrenos baldíos hay carteles que
dicen “prohibido arrojar basura”. Y alrededor de esos carteles hay exactamente
eso, está lleno de basura. También en nuestro corazón deberíamos poner ese
cartel, bien luminoso, para que todos lo vea, para poder mantenernos limpios
porque somos templos del Espíritu Santo, el Espíritu habita en ellas. Y el
Espíritu Santo es luz, es limpieza, es luminosidad. No podemos llenar de basura
el corazón donde él habita. Por eso: En primer lugar: “prohibido arrojarte
basura a ti mismo”. Hay muchos que se empeñan a llenarse cada día de basura. Se
pasan el día pensando en todo lo negativo de sus vidas. Se pasan el tiempo
recordando la basura de su pasado. Se pasan la vida amontonando la basura que
han ido acumulando toda la vida. El gran peligro de nuestra memoria está en que
la utilicemos para no olvidar lo malo que hemos hecho en nuestra vida.
Para que no pase esto: No digas
nunca que vos no vales. No digas nunca que vos sos menos que los demás. No
digas nunca que sos nunca serás nada. No digas nunca que sos no vales nada.
Y sobre todo no digas nunca
que “sos una basura”.
Por lo que pueda suceder, debo
decirte que “Dios no hace basura”. Cuando creó las cosas, se quedó mirándolas y
“vio que eran buenas”. Y cuando creó al hombre y a la mujer, se quedó
contemplándolos y se dijo “cómo se me parecen”. ”Vaya si son buenos”. Y ahora
nos ha convertido en templos vivos del Espíritu Santo.
Pero también los demás son
templos del Espíritu santo, por eso: Eches basura sobre la vida de los demás.
Que los demás no son nuestros basureros. No los critiques, porque criticar es
echar basura sobre ellos. No murmures de ellos, porque es echarles más basura.
No los tengas en menos, porque es echarles basura para que no se vea lo que
valen. También ellos son “templos vivos del Espíritu Santo”.
Por eso no podemos considerarnos
superiores, ni mejores. Somos iguales en condición de hijos de Dios, y nuestro
padre quiere que nos comportemos como hermanos.
Repite muchas veces el día: “Yo
valgo”, “yo puedo”, “yo soy importante”. Yo soy un pensamiento del corazón de
Dios. Yo soy una imagen y semejanza de Dios. Yo soy tan formidable que, hasta
Dios quiso hacerse hombre como nosotros y decidió habitar en medio nuestro.
Y a los demás: Habla siempre bien
de ellos. Es preferible equivocarse hablando bien que acertar hablando mal. No
te aproveches de sus defectos para divulgarlos. La basura déjala para los
barrenderos de la municipalidad. La basura tiene un sitio propio. Pero en las
afueras de la ciudad.
En algunos países ya están
transformando la basura. Me parece estupendo.
¿No crees que también nosotros
debiéramos aprender a reciclar nuestra basura y la de los demás, para hacer con
ella cosas nuevas? ¿No será esa la misión del Espíritu Santo: reciclar la
basura del corazón para darle nueva vida? 1
Ven Espíritu Santo y Renueva la
Faz de la tierra, de esta tierra herida, necesitada, sedienta. Ven Espíritu
Santo, Que podamos sentir la paz que da el Espiritu Santo, ven!!!
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1 - Clemente Sobrado
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