Dijo Jesús: De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios. Jn 3, 14-21
¿Cuál sería nuestra actitud si alguien salva nuestra vida como en esa historia? ¿Cómo reaccionaríamos ante semejante acto de valentía? ¿Nuestra vida seguiría siendo la misma después de ese hecho? En esa historia que les acabo de contar no solo se le salva la vida al peatón, sino que la persona que lo salva pierde a cambio su vida. Creo que la actitud del peatón no puede ser la tristeza, no puede ir lamentándose por la vida que por culpa de él la otra persona murió. Puede ser que haya llanto y dolor al principio, pero luego su actitud debe ser de alegría, de dicha, tiene que ir por la vida agradecido por la nueva oportunidad que se le dio. ¿No estaríamos todos contentos si alguien nos salva la vida? ¿No estaríamos enteramente agradecidos porque fuimos salvados?
¿Y no tendría que ser está nuestra actitud ante un Dios que da a su hijo único para salvarnos?
¿No deberíamos estar enteramente agradecidos por el regalo y la nueva oportunidad que se nos da? Hay gente que habla de Jesús, y solo enseña a que nos sintamos culpables, enseña que debemos estar tristes y acongojados, sintiendo que nunca podremos pagar el precio por el que fuimos salvados… Pero ¿es así como a Jesús le gustaría ser recordado? ¿Jesús muere en la cruz para que cuando veamos otras cruces nos sintamos culpables? La lectura de hoy nos habla del amor de Dios, Jesús entrega su vida por amor, y en el amor no debe haber lugar para la culpa, sino para el agradecimiento.
Hay gente que dice que cada vez que pecamos herimos a Jesús, que cada vez que pecamos Jesús revive su pasión. Nada más equivocado que esto, sino deberíamos imaginarnos a un Dios que vive sufriendo. Entonces ¿Por qué no debemos pecar? Es difícil de entender pero les pongo un ejemplo: Un hombre está casado, ya no siente nada por su esposa, pero piensa no voy a serle infiel porque después me voy a sentir culpable, porque se puede enterar. En cambio si una persona está enamorada, ni se le pasa por la cabeza serle infiel a su amado. Es decir, que si estuviéramos enteramente enamorados de Cristo, si fuera amor lo que sintiéramos en nuestro corazones no pecaríamos para no sentirnos culpables, sino que no pecaríamos porque ni se nos cruzaría por la cabeza ese pensamiento.
Por otro lado, sepamos también que no podemos pagar el precio por el cual se nos rescata de la muerte, nada de lo que hagamos puede hacerlo. Pero no por eso vamos a estar tristes. ¿Vieron alguna vez a una persona agradecida? ¿Vieron alguna vez a una persona enamorada? Esa tiene que ser mi actitud cada vez que recuerde a Jesús que entrega su vida en la cruz. Él da su vida para devolvernos a la vida, una vida plena, en la que habrá tristezas, pero nuestro corazón estará por siempre agradecido.
Y el agradecimiento debe movernos cada día más hacia la luz. Debemos ser hijos de la luz. Pero así como le tenemos miedo a la oscuridad, al mal absoluto, le tenemos miedo a la luz, al bien verdadero porque la luz deja al descubierto todos nuestros defectos, todos nuestros errores. Por eso vivimos en la mediocridad de las sombras, en la tibieza del no estar ni tan de un lado ni tan del otro.
Al acercarnos a la luz verdadera, que es Cristo, seguro que se notarán nuestras miserias y pecados, es seguro que quedaremos expuestos ante todos, y ante nosotros mismos. Pero debemos estar seguros que en algún momento cuando nos acerquemos cada vez más la luz irá purificando todo, hasta quedar limpios.
No podemos devolverle el favor a Dios, es imposible y Dios tampoco quiere eso. Dios quiere que sigamos el ejemplo de su Hijo, y también nosotros demos la vida por otros. En las pequeñas cosas, en los pequeños actos de cada día. Cada mañana debo preguntarme: ¿Cómo voy a dar mi vida hoy a los demás? Debemos saber que una sonrisa puede dar vida, un llamado a alguien que está mal puede dar vida, una visita a ese abuelo que tengo olvidado puede dar vida, el darle el asiento a alguien en el colectivo puede dar vida, el decir gracias y por favor da vida, el lavar los platos sin que me lo pida, da vida. El decir te amo, da mucha vida. El pedir perdón y perdonar, nos colma de vida. Decimos que “perdonar” es difícil. ¿No sería mejor decir que lo que nos cuesta es “amar de verdad”? Perdonar es difícil para el que no ama. Perdonar es normal y fácil para el que ama.
Ya no podemos ir por la vida como culpables, sino como agradecidos. Recordando siempre: “Dios no envió a su Hijo a juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve.”
Andrés Obregón
Justo anoche se predicó esto mismo en mi iglesia!!!
ResponderEliminarDijo Jesús: De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.
Dios te bendiga ricamente!!!