miércoles, 11 de enero de 2012

El buen Samaritano en tiempo de Facebook


Me voy a suicidar, escribió en su muro Valentina. Un amigo en tono de broma le respondió: no perdemos nada. Otro le contestó: Siempre decís lo mismo. Luego, una amiga agregó: Solo buscás llamar la atención, ya cansás.
Tenía 1.456 amigos en Facebook, pero ninguno la llamó, ninguno la visitó. Valentina tomó varias pastillas que había en la casa y murió horas después.

Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de salteadores que, después de despojarle y darle una paliza, se fueron, dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión. Acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y le montó luego sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al posadero, diciendo: `Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.' ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Entonces le dijo  Jesús: «Vete y haz tú lo mismo.» Lucas 10,25-37

Ante estas historias nos preguntamos muchas veces dónde estaban sus padres, dónde estaba su familia. Seguramente ocupados trabajando. ¿Podemos culparlos por eso? La sociedad nos obliga, nos ha impuesto un modelo de vida, en el que dejamos de vivir. Ya no nos queda tiempo para compartir. También podemos preguntarnos donde estaban esos muchos amigos que tenía. Quizás cada uno ocupado en poner una frase bonita en su muro para que otros comenten o hagan clik en me gusta.
Vivimos en una época de indiferencia. Pasamos de largo sin mirar a nuestro costado, sin mirar quién camina a nuestro lado. Gran ironía la de esta era de la comunicación en la que parece que estamos menos comunicados.
Para Valentina no hubo un buen samaritano. Para muchos jóvenes, para muchas personas como ella, tampoco lo habrá. Hemos perdido la sensibilidad por el dolor ajeno. Hemos perdido la habilidad de comunicarnos.
Cuantas veces nos habrá pasado que publicamos algo importante por Facebook, o mandamos un mail con  algún contenido realmente importante y nadie respondió. Pero grande es nuestra sorpresa cuando alguien publica una pavada y son muchos los que contestan. Nuestra falta de compromiso crece día a día.
Necesitamos compartir un tiempo de calidad. Un tiempo en donde no este de fondo la televisión, en donde compartamos una rueda de mates y una buen charla, no sobre el tiempo sino  sobre cómo nos sentimos, sobre qué está pasando en nuestro corazón, sobre el dolor que acongoja nuestro espíritu.
Que lejos estamos de ser como ese samaritano. Sin embargo, Jesús no pierde la esperanza en nosotros y nos dice: «Vete y haz tú lo mismo.»
Hoy nosotros podemos ser los samaritanos de alguien. Levantarlos del camino en donde están tirados, curarlos, vendarles las heridas…
 Andrés Nicolás Obregón



miércoles, 4 de enero de 2012

Seguir hacia la meta...

Cuantas cosas cambiaron en la vida de Joaquín desde que conoció a Dios. Su vida desde entonces ya no fue la misma. Participó en retiros, asistió a encuentros, profundizo su diálogo con Dios. Con cada nuevo paso que daba, le parecía que el Señor le pedía que diera otros más, como si nunca fuera demasiado, como si siempre fuera poco. Y con cada propuesta de Dios, siempre en sus labios había un si. Un sí que muchas veces significaba muchos no, muchas resignaciones, muchas renuncias. Ahora esta por dar un paso más, quizá un gran salto para su vida.

"Esto no quiere decir que haya alcanzado la meta ni logrado la perfección, pero sigo mi carrera con la esperanza de alcanzarla, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Hermanos, yo no pretendo haberlo alcanzado. Digo solamente esto: olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia delante  y corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús.
Así debemos pensar los que somos maduros; y si en alguna cosa ustedes piensan lo contrario, Dios los iluminará.  De todas maneras, cualquiera sea el punto adonde hayamos llegado, sigamos por el mismo camino." Filipenses  4, 2

En nuestro camino de fe todos debemos ir dando pasos. No podemos quedarnos estancados. Nuestra fe debe crecer como creció nuestro cuerpo, como crecieron nuestros conocimientos. Muchas veces veo a cristianos que se quedaron con una fe infantil, una fe tan pobre y débil que cualquier tormenta la puede tirar a bajo. Debemos avanzar en el conocimiento de Dios.
Nuestra vida es una carrera hacia una meta que no pertenece a este mundo, hacia una meta que no alcanzaremos en este tiempo. Es una carrera llena de obstáculos, llena de dificultades. Pero no estamos solos, el Espíritu de Dios es nuestro mejor aliento, nos renueva las fuerzas y nos impulsa a seguir. Hay que prepararse porque hasta habrá personas dispuestas a desalentarte, habrá situaciones que quizás te quieran hacer cambiar de rumbo. No te detengás, ¡sigue adelante!
Debemos saber que Dios siempre nos pide más, nunca más de lo que podemos dar, pero siempre más de lo que damos. Lo que ocurre es que estamos acostumbrados a dar siempre lo mínimo, por eso cuando viene Dios y nos pide aquello que es acorde a nuestras fuerzas, nos parece mucho.  
Debemos saber también que un sí a Dios, conlleva muchos no. Debemos estar preparados entonces para decir sí, y luego para decir muchos no. Se trata simplemente de ser coherentes con la decisión que hemos tomado.  
Si este es un tiempo en el que sentís que Dios te está pidiendo nuevos pasos, no tengas miedo Él no dejará de acompañarte. Si sentís que hay que dar un gran salto, no temás Él estará con los brazos abiertos esperándote para recibirte.
Y si no sientes nada, si estas estancado o paralizado pide a Dios que te ayude, pide a Dios su Santo Espíritu para que venga en tu ayuda. Hay que continuar la carrera.
De todas maneras, cualquiera sea el punto adonde hayamos llegado, sigamos por el mismo camino.

Etiquetas

Lucas Juan amor Marcos 6 Marcos 1 embarazo juan 20 alcoholismo autoengaño desilución despreciado esclavitudes navidad paralisis resurrección Agua Viva Corintios Jeremías Juan 1 Juan 10 Lucas 9 Marcos 10 Marcos 7 Marcos 9 Mateo 25 Samuel bautismo creer en uno mismo cuentos culpa duelo fe imperfecto indiferencia intenta juan 15 lágrimas mediocres noviazgo oportunidad padre misericordioso parto pastor permanecer robo soledad testimonio tranquilidad violencia 1 Corintios 10 1 Juan 1 1 Juan 5 1 Pedro 4 2 tesalonicenses 3 Apocalipsis 22 Constanza Cordero David Deuteronomio 32 Elías Emaús Evangelio de Andrés Ezequiel Génesis Génesis 1 Hebreos 12 Hechos Hijo Prodigo Isaias 49 Isaias 66 Jesús Adrían Romero José Juan 6 Juan 16 Juan 2 Juan 6 Lacas 1 Lucas 1 Lucas 10 Lucas 13 Lucas 15 Lucas 18 Lucas 19 Lucas 21 Luz Marcos 12 Marcos 16 Marcos 2 Marcos 4 Marcos 5 Marcos 8 Mateo Mateo 13 Mateo 14 Mateo 28 Mateo 3 Oseas 11 Pedro Rey Romano 13 Romanos 2 Salmo 17 Samaritana Tomás Zaqueo aborto agradecido anuncio apocalipsis atesorar año nuevo basura cambio de aceite carrera chicos de la calle comercio comida compartir creer decisión desafío descanso deseo despedidas difícil discernimiento dolares dolor domingo de ramos droga enamoramiento enojo escandalo escuela esfuerzo espíritu estigmas fallecimiento fama filipenses fin del mundo frutos futuro gloria hambre higuera huelga humildad impureza incredulo insistencia inundados joven rico juan 12 juan 3 justicia jóvenes llamado llenarnos de Dios llorar lucas 24 madre madurar marginado matrimonio mesías miedo milagros monopolios movimiento muerte multiplicación murmurar niño noche novios oración palabras de afirmación pan pasado pasión pecado peces y panes perdon prejucios presencia profeta prostitución prójimo robar rápido sacrificio salvación samaritano sanación semilla servicio señales silencio sin sentido sindicatos sordomudo sueños suicidio talitá kum templo tocar trabajo unión vasijas vid vida vivir vocación volver a empezar última cena